Posted by : Dani López 09 septiembre 2011

Louie es una serie absoluta: no es sobre nada y es sobre todo. Abandonar las preconcepciones sobre la comedia y su formato, incluso sobre las series en general y su formato, es aconsejable al verla, porque no hay nada igual en el mundo de la televisión ahora mismo y, eso, puede que a algunos no les termine de encajar del todo.


La serie es visualmente fascinante, con un montaje y guiones magistrales que, además, tienden a no repetir fórmulas manteniendo al mismo tiempo un estilo propio. Esta sensación de variedad también transpira gracias a que la estructura y composición de los episodios en sí, no es nada fija: en un episodio hay 3 segmentos de monólogo, en otros hay 2, en otros 1 y en otros ninguno; en algunos va al inicio, en otros en medio y en otros al final; en algunos episodios tenemos una única trama para los 20 minutos, en otros, 2 ó 3; en algunos episodios tenemos sólo ficción, en otros tenemos un segmento de realidad... Esta variedad, sobre el papel, puede parecer que debería de difuminar y distorsionar la esencia de la serie, pero no es así: Louie siempre, hable de lo que hable, es sobre lo mismo y te hace sentir una mezcla de sentimientos similar. Y es esta identidad, quizá, lo más impresionante de la serie que, si bien tiene un poderoso arsenal en el plano formal (planos inventivos, cámaras insospechadas, una música muy peculiar cargada de cuerdas y tonos bajos...), tiene un fondo igualmente potente.


Louie, de primeras, nos da asientos de primera fila para la vida de un hombre de cuarenta y pocos años, divorciado, con dos hijas y que trabaja como cómico. Digo de primeras, porque la mezcla de surrealismo y cotidianidad da lugar a situaciones, escenarios, personajes y diálogos alejados de una premisa mucho más básica que no parece destinada a momentos filosóficos, a conversaciones superficiales profundas (y profundas superficiales) y a hablar sobre tantos temas. Pero la riqueza de la composición temática de la serie y de las emociones que provoca va más allá porque con ese tipo de temas se entremezclan temas completamente terrenales y, muchos de ellos, constantes en el trabajo como humorista de Louis C.K.: la paternidad (excelentes las interpretaciones de los niños y jóvenes de esta serie, natural y creíble), el intento del hombre maduro divorciado por conseguir algo de sexo (por piedad o no) y su descubrimiento de que su cuerpo ya sólo puede ir a peor, la familia y los amigos, la confianza, la percepción del cómico en la sociedad... Así pues, temas y escenarios totalmente reales e identificables tratados con una mezcla de surrealismo y fantasía que tiene una pátina de patetismo por encima. De algún modo, si el realismo mágico se supone que trata de mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano y común, Louie se puede ver como una obra que consigue, en muchos de sus tramos, lo contrario: mostrar lo real como algo extraño. Pero, como he comentado, en otros momentos, la serie simplemente se dedica a mostrar lo que hay, a su ritmo, sin juzgar ni comentar.


A alguno le puede parecer que he dicho muchas cosas en este pequeño comentario sobre la serie, que he ido demasiado lejos, pero no lo creo, ya que Louie es una de las series más fascinantes con las que me he topado nunca (mucho más aún esta segunda temporada, como si hubieran dado rienda suelta a todo y con más libertad) y una serie que yo creo que hay que experimentar. En muchos de sus segmentos simplemente veremos stand-up comedy, muy grande y divertida, pero eso, nada más, y después en la siguiente escena, un viaje en coche o a un hombre perdido sobre cómo tratar a su sobrina adolescente: esta serie es una de esas para verlas y vivirlas, no para escribir sobre ellas, pero bueno, por si esto anima a alguien más a verla, le debía un texto más.

P.D.: describía mi querida Valentina, un momento del último episodio de la temporada (al cual pertenecen las capturas del post), como "La sonrisa más triste del universo", qué razón tiene, y qué mezcla de sentimientos produce esa escena final de un gran cierre de una gran temporada.

4 Comentarios.

  1. Mauro says:

    Louie es una pequeña muestra de lo que sería la televisión si se popularizase el uso de la LIBERTAD CREATIVA.

    Dudo que jamás sea reconocido, pero Louis CK es un genio de la comedia, pero no de la comedia de hacer reír, sino de la comedia de hacer pensar. Con una sensibilidad y una honestidad unicas en la television, Louie se podría describir simplemente como la forma subjetiva de ver el mundo de Louis CK.

    Gran temporada, este episodio y el de Afghanistan (y el patito) fueron brillantes.

  2. Jycel says:

    Tengo la 2ª temporada preparada, la 1 ª me encantó, y con este post, me han dado ganas de ponerme ya con ella. Qué grande es!

    Louie es una genialidad que se da muy pocas veces. Me temo que el mérito le llegará tarde, como ocurre tantas veces... qué injusto!

    Debo mencionar lo genia de la comedia que es la chiquitica (que tengo pereza de mirar como se llama ahora) de Californication. Aquí también me parece sublime.

  3. Me hice con la primera temporada cuando empezó a emitirse la segunda gracias a tus comentarios sobre la serie, y no podría estarte más agradecida. Me parece una genialidad en todos los aspectos y al terminar el último capítulo me ha dejado con una sonrisa en la cara pero a la vez con un sentimiento de vacío difícil de explicar.
    Te admiro por haber podido expresar tan bien lo que significa esta serie, o al menos parte de ella. Hay que verla para concerla de verdad.

    Un saludo

  4. Mauro: totalmente. Sin duda es su forma de ver la vida y el mundo, no hay más que ver sus monólogos. Y el del patito es una puta obra maestra.

    Jycel: pues la segunda es mejor aún. Muy grande. Sí, Pamela es grande. Por cierto que el otro día fueron juntos a los Emmy... o por lo menos estaban sentados juntos.

    Akane: muchas gracias y, sí, desde luego esa dualidad de sentimientos encontrados es parte de la magia de la serie. Un saludo.

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