Posted by : Dani López 04 enero 2014

[Es cierto que la labor de un crítico es contextualizar y educar (en parte) pero, pese al título del post, no pretendo ser un crítico, casi ni entendido de música, sólo un aficionado más. Tomaros mis comentarios como tales.]


Infestissumam, Ghost [2013]: El segundo disco de la banda sueca ha sido el primero que he descubierto del grupo. Parece que hay bastantes detractores de su trabajo, en parte porque parece que ha habido una corriente que ha querido catalogarles como algo más de lo que son. Parece, digo, porque yo me aproximo al disco desde el desconocimiento de todo el tema o de las diferentes maniobras promocionales... Y a mí me ha gustado. Para empezar, siempre es agradable escuchar a un grupo satánico teatral que no se apoya en un vocalista demasiado áspero. Es cierto que la batería no suena muy bien que digamos, que desde luego ése no es el centro de atención de la música. Personalmente, el gustillo viene de esa extraña mezcla musical, psicodélica, metal, pop, que resulta tan intrigante o hipnótica. Me niego hablar de originalidad, porque seguro que desde la mezcla hasta la puesta en escena tienen sus influencias, pero a mí me ha resultado fresco. Aunque, claro, no escucho tanta música como antes. Desde el circo de Secular Haze, pasando por Jigolo Har Megiddo y Ghuleh / Zombie Queen que resultan muy atrayentes, o los palos a la iglesia de Idolatrine, hasta el tenebroso Monstrance Clock y su pegadizo estribillo que cierra el álbum, las 10 canciones del disco ofrecen variedad musical (no tanto temática) suficiente y, sobre todo, una extraña mezcla que me hace volver a escucharlos una y otra vez, algo hipnótico, quizá algo de magia satánica, quien sabe, pero sin ser lo más genial o nuevo que escuchado nunca, me tienen bien sujeto.


Venomous Rat Regeneration Vendor, Rob Zombie [2010]: La música de Rob Zombie es la que debería de sonar cuando en una película nuestro protagonista entra en un antro plagado de gente que da miedo o, en su defecto, en una fiesta en el cementerio. Personalmente, me gustó mucho Hellbilly Deluxe 2: Noble Jackals, Penny Dreadfuls and the Systematic Dehumanization of Cool [2010], su anterior disco, y no sólo por mi pertubadora admiración por los títulos largos (en el caso de Rob, los títulos de sus canciones y discos me parecen geniales), sino por todo lo que supone su música. Directa, sin pretensiones muy locas, adictiva, energética, sucia, vibrante y dolorosa como una patada en los huevos.
Su nuevo disco sigue con las mismas direcciones, sin repetirse pero dentro de su propio mundo. A falta de escuchas, quizá no tiene tantas pistas que enganchan en una primera escucha como el anterior disco (eso sí, la unión de su versión del We're An American Band de Grand Funk Railroad y Lucifer Rising, en falso directo, despierta a un muerto y no puedo evitar reírme cada vez que pienso en el título de la canción que abre el disco, Teenage Nosferatu Pussy), pero sigue siendo música que puedes reescuchar con atención o simplemente funcionar como banda sonora para actividades monótonas. Energía es algo que siempre me transmite y el antiguo cantante de White Zombie, parece que sigue teniendo de eso, y mucho.

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