Posted by : Dani López 07 enero 2009

La aventura gráfica no necesitaba pasarse a esa nueva corriente de juegos tridimensionales, porque ya cumplía su cometido siendo como era. Era ya un género definido y lo sigue siendo, ¿para qué liarse a hacer una aventura en 3D cuando ya se sabe que por limitación técnica no va a cumplir las expectativas que de otra manera sí se cumplirían? ¿Para que sea 3D? ¿Qué clase de reforma se estaba pidiendo? Se remarcaba todo aquello de tal manera que ya empezaba a ser horripilante, se había creado descaradamente un problema decididamente inexistente. Se suscitaba desde las páginas de medios teóricamente serios el debate absurdo «¿2D o 3D?» que aún hoy sigue siendo la estrella en muchos foros. Pues bien, ese debate es una gansada tan carente de sentido como preguntarse «¿encuadernación rústica o tapa dura?» o «¿tupperware de plástico o de cristal?». Es el despropósito de juzgar algo por el continente y no por el contenido. Cuando faltan argumentos, lo único que queda es sembrar la duda.

Paco García en su artículo Yo acuso, publicado en Aventura y CÍA. Gran artículo (que arremete, casi siempre con razón, contra la prensa del videojuego) con mucha perspectiva y bastante razonado contra el que, seguro, se manifestarán algunos (lean hasta el final por si acaso), porque es muy claro y directo, cosa que suele doler cuando estás en la diana, cómo no.

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2 Comentarios.

  1. Anónimo says:

    Se puede decir más alto, pero no más claro. Y ejemplos los hay a pares (Broken Sword, por decir uno famoso).
    Una lástiam por todo lo que le ha pasado y le pasa la aventura gráfica (mi tipo de videojuego favorito he de decir).

  2. Una pena, sin duda. El nuevo Broken Sword (hecho por fans), a ver si le comento, está bastante bien.

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