Posted by : Dani López 30 mayo 2010

Doctor Who volvió a tener un episodio doble y el resultado de la historia es desigual. Os voy a explicar porqué pienso éso. La semana pasada tuvimos The Hungry Earth y ésta hemos tenido Cold Blood. La cosa empezó dejando la sensación de clásico Doctor Who por todos los lados, con un primer episodio que a mí me pareció bastante bueno. Teníamos una amenaza misteriosa que derivaba en algo más grande de lo planeado, un futuro no muy lejano y las piezas puestas en el tablero para un buen final. No es que fuera una maravilla de episodio, pero en mi opinión no tenía grandes problemas y era entretenido. El problema, en mi opinión ha venido esta semana. Sé que muchos no pensarán como yo, pero creo que si os fijáis un poco, en alguna cosa igual me dais la razón.


Bien, empezamos el episodio donde lo dejamos y el desarrollo de la historia me parece que está lleno de agujeros y de conveniencias, a falta de sutileza y de una verdadera lección de cómo manejar al Doctor pero, sobre todo, a mí me parece que hay un par de sensaciones que deja el guión de Chris Chibnall que son llamativos: por un lado, el tema de la negociación y el comportamiento de algunos de los personajes es inconsistente y en ocasiones ridículo (a falta de un episodio en el que viajemos al 3020 y, con fortuna, se deshagan algunas cosas). Por otro, el desarrollo del episodio transcurre totalmente carente de elegancia y a golpe de giro argumental sin mucho sentido, con situaciones un poco tontas. Y, para terminar, lo mejor del episodio, en el sentido de que tiene un gran potencial y una gran carga emocional (ya sabéis a qué me refiero), es totalmente ajeno al episodio cuando debió de integrarse más dentro de él para darle más fuerza al capítulo (aunque la escena en la Tardis es dura), por no decir que, lo que hace el Doctor plantea varias preguntas sin respuesta lógica. Eso sí, ése final no se ve venir. En parte por lo que he dicho y en parte porque es una jugada arriesgada de la que tengo la convicción que sacarán partido más adelante pese a que, debido a la naturaleza del evento, todo puede obviarse por completo. Por cierto, qué maravilla de recurso argumental es la grieta, ¿no? Te hace eliminar elementos sin miedo a la paradoja. En definitiva, en conjunto no me ha parecido una mala historia, pero el final carece de lo que hace excepcional a la serie, de elegancia incluso en episodios menores. La pena es que toda esta temporada está plagada de momentos así en mayor o menor medida, como si faltara algo. Pero claro, tengo en cuenta lo siguiente: la primera temporada de esta serie, en mi humilde opinión, no empieza a molar (perdonen el término) hasta el episodio 9 (The Empty Child). Sí, antes tiene algunos buenos momentos, pero le falta brillo. En mi opinión, pese a la season premiere, de lejos la mejor de la serie, el nuevo equipo tiene que estirarse antes de correr y saltar: espero una buena recta final (los 2 ó 3 últimos episodios) y que la próxima temporada el mismo equipo siga adelante con este proyecto habiendo aprendido cómo se da vida al personaje.

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