En el último episodio de Dexter, If I Had a Hammer, no aparece, como es habitual, el "fantasma" de su padre para dialogar con él y, que quieren que les diga, el resultado es mejor. Creo que no sirve demasiado para el espectador experimentado y adulto: me parece más un recurso fácil e innecesario que, eso sí, tampoco me ha molestado nunca demasiado. Y es que, sin ése recurso, volvemos al tipo de relación con el personaje que nos gusta, a los pensamientos en voz alta dirigidos al espectador, al sabor que nos gusta de la serie. No se engañen, porque a mí la temporada me está encantando, simple y llanamente, así creo que queda todo mejor.

En cuanto al episodio en sí, creo que ha estado muy bien, con muchos detalles interesantes pero, éso sí, con todo el peso y la fuerza, o por lo menos el interés por mi parte, en la historia principal, la de Dexter. El resto, las que tienen a los personajes secundarios en el centro de la diana, siguen aportando a la serie la profundidad que necesita, pero me resultan menos interesantes, especialmente en comparación con la principal.

En definitiva, sigo recomendando esta temporada, que me está pareciendo de las más interesantes, y sigo diciendo lo que me toca todos los años: los guionistas de la serie son bastante listos y, además, siguen haciendo que todo encaje bien, hasta cuando no lo hace, porque así es como querían que quedara, y el conseguir hacernos pensar éso, tiene mucho mérito.