Posted by : Dani López 06 enero 2008

American Ganster: 4,5/5

Sinceramente, si hubiera visto esta película antes de que acabara el año, la hubiera incluido entre mis 5 preferidas del año. Y es que, con American Ganster, vuelve el mejor Ridley Scott, y tenemos un aroma al mejor cine clásico con un duelo interpretativo en la cumbre en el que gana, para mí, Denzel Washington, pese a que Russell Crowe, esté también muy bien.

La película está basada en hechos reales y se desarrolla en la Nueva York de los años 70, en dos historias diferentes que están abocadas a cruzarse y explotar. Por un lado tenemos a Richie Roberts (Crowe), un policía que estudia además derecho y que es el último policía honrado. Tan honrado, que para los demás es sorprendente, estúpido y alguien que se cree mejor que los demás (el acto que habla por su actitud, es el de encontrar un millón de dólares en un maletero y no quedárselos). Por otro lado, tenemos a Frank Lucas (Washington), el brazo derecho del capo del Bronx, quien contempla como se crea un vacío al morir su jefe (maestro, amigo) y cómo las drogas que se venden en la ciudad están demasiado adulteradas. Su crimen, para la policía, el tráfico, la extorsión, el asesinato. Su crimen, para el resto de capos y criminales, vender algo el doble de bueno a la mitad de precio.

Tengo que decir que, cuando terminé de ver la película, me quedé con la sensación de que todo lo que veía me recordaba a algo, más comprimido, pero a algo. Después, di con lo que era: la película me recordaba un poco a la gran serie The Wire: drogas, negros, policías que trabajan a parte de los demás, el tablón con las fotos, la investigación, la familia del jefe, el ritmo pausado, el policía divorciado peleando por los hijos y que se tira a todo lo que puede... aunque, claro, si la película está basada en un hecho real, puede que The Wire también se inspirara en aquellos hechos o, simplemente, que coincidan en ciertas cosas, porque no coinciden en muchas otras. Como ella, aunque a diferente escala, la película se toma su tiempo para contarnos lo que queremos, mete escenas que no tienen que ver del todo con la trama, describe a los personajes por sus actos más que por sus palabras y deja una sensación de realidad que te inunda. Y, claro como en esa realidad, las cosas toman su tiempo, incluso cuando estás en un espacio tan reducido como el del cine, por lo que la película dura más que la mayoría (157 minutos), pero no es larga. Como mucho le sobran 5 minutos o algunas cosas del epílogo que suelo odiar en las películas basadas en hechos reales, como los textos sobreimpresos que te explican cómo siguió la vida de los protagonistas. Lo odio: suelen ser irrelevantes y, en el mejor de los casos son cosas que nos imaginamos, que no queremos saber o que preferimos intuir. Lo odio porque no le aporta más realismo a ninguna película. No lo conté en Zodiac, pero también estaba basada en hechos reales (y también era muy buena, aunque muy diferente), y también tenía esos textos finales que, la verdad, eran más o menos lo mismo, aunque aportaban un poco más.

Si me extiendo tanto en una chorrada como esa es porque la película realmente, pese a no ser perfecta, simplemente no tiene grandes defectos ni pegas, y es que es una gran película, con aroma de clásico, brillantemente interpretada, muy bien dirigida y bien escrita. Una película muy recomendada.

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