En el primer episodio me dejó algo frío, pero mi intuición me decía que siguiera adelante porque aquí seguro que iba a pasar algo bueno. Me alegro de haberla hecho caso, porque Treme ha demostrado que, después de un episodio de presentación algo dubitativo y principalmente de exposición de temas y tramas y declaración de intenciones, ha ido desarrollando sus múltiples líneas argumentales y a sus personajes de manera muy inteligente, realista, interesante y entretenida. Pese a que la serie sigue siendo la misma, cada vez hay menos momentos para la relajación en ella (la mayor parte de ellos musicales: la música sigue siendo la clave, la base y la razón de ser de la serie, la música y el espíritu de New Orleans) y el desarrollo de las tramas se ha hecho mucho más interesante y nos ha dejado claro que aquí pasan cosas pese al ritmo, pese a la vocación documental de la serie en el sentido más puro (los documentales actuales pecan a veces de tirar mucho hacia el espectáculo) y naturalista. Quizá también es cosa de que cuanto más avanza la temporada mejor conocemos a los personajes y sus problemas, más empatizamos con ellos y más nos importa qué les pasa, por pequeño e insignificante (a simple vista) que sea. Y ésto, es un mérito de los guiones, de gran calidad, y de los actores que parecen ponerse la piel de sus personajes y ser ellos. Incluso aquellos que podemos identificar de otros papeles (ya sea de The Wire, donde aparecen muchos de ellos, o de otros lados) se sumergen salvajemente en su papel y se convierten en su personaje, el signo de un gran trabajo: si no saben tocar, yo me lo creo, y si no son lamentables músicos fumados aspirando a un escaño, para mí lo son. Pero es que todo aquí está cuidado al máximo: ambientación, dirección, producción, música... Y si ahora encima la serie se pone más interesante, I´ll be damned, ésto es un must see como la copa de un pino.